Carlos Saldaña
¿Y cuál es el futuro de la UPN? Indudablemente esta es la pregunta que se hacen muchos en la universidad cada vez que sucede algo “nuevo” que un día quitaron las rejas y pusieron muros, que al otro perseguían a los estudiantes vendedores, que siempre el mejor representante de la derecha en la Pedagógica hace maromas financieras y cae como los gatos, siempre parado y nada pasa, que todas las izquierdas en la universidad dicen que hacen los señores de la derecha, y al final, siempre queda todo igual, que el estudiante del cotidiano, el desorganizado, que el académico y que el despistado todos llegan a la misma conclusión ¿y para donde va la UPN?
En este juego del gato y el ratón, del secreto a gritos, de la verdad revelada y oculta, todos se preguntan ¿qué extraordinario, qué de aquello que nos sorprenda va a pasar a hora? definitivamente existen tres salidas posibles o tal vez más, bueno, aquí se presentan tres mas o menos “claras” si es posible decir eso en la UPN.
La primera es el triunfo definitivo del “Señor I - barra” que logre, como buen maromero superar su propia crisis financiera, su correlación en el consejo superior se le recomponga y estabilice así sea a punta de prebendas, que logre al final de su gestión presentarse como el salvador de la UPN con la construcción de Válmaria marchando así ese espacio no tenga aún viabilidad financiera, el lote del IPN vendido y la estampilla caminando, un crecimiento sostenido en la cobertura a estudiantes “así les toque respirase un poco en la nuca”, una planta profesoral “disciplinada y obediente” ¿o aterrorizada? Que le caminen a las acreditaciones neoliberales que desde el edificio B sigan manejando la universidad en todos los niveles, y tal vez algo de espacio para que profesores visitantes por semestres puedan hacer algo con la UPN siempre y cuando no se le salgan de las manos al señor de las derechas y mucho menos puedan decir algo que no guste. Los señores y ahora también señoras de la derechas quieren construir una universidad de estudiantes “dedicados a lo que deben hacer” nada de protestas, que todo este tan tranquilo y blanco que parezca un cementerio o una iglesia –con el nuevo reglamento estudiantil no se puede diferenciar- un sindicato de trabajadores que le sigan consultando sus desiciones y opiniones al patrón Don Gamonal de las derechas, para saber como y sobre que pueden “protestar” y con todo esto decir; que la UPN es de todos y al final de su reinado pasar tranquilamente al MEN o despedirse de la gestión publica sin pena ni gloria como cualquier don nadie, que ninguno quiere recordar para simplemente aparecer como uno de los figurines más, en un retrato en la sala de juntas del edificio P y nada más…
Pero tal vez no sea así, y los amigos de las izquierdas puedan cambiar radicalmente la situación y el destino de la UPN, eso pasaría por que por fin pudieran ganar los escenarios colegiados para la confrontación de ideas, ganar un Consejo superior para la política educativa y la gestión publica, sacando por la puerta de atrás a los señores y señoras de las derechas, convirtiendo la universidad en un campo para la batalla de ideas, y no en un coro “celestial” como hoy pasa en la mayoría de los consejos de la universidad, teniendo claro quién va a ser el relevo del señor de las derechas ¿pero eso es claro hoy, cuál es la alternativa? Los amigos de las izquierdas deben prepararse para dirigir algo más que un tropel, una marcha o una investigación académica, volverse a ganar la voluntad y la conciencia de clase de los trabajadores, para que ellos construyan también la universidad, aterrizar las disertaciones académicas a los problemas y la vida cotidiana de la U, es decir mirar el más allá con los ojos de acá. Las organizaciones y combos estudiantiles deberán en este escenario ganarse al conjunto del estudiantado para tomarse en serio su propio destino, ya no basta con ganarse los primíparos para las marchas o combos o a los viejos para los tropeles y la agitación, es hora ahora, de ganarse los estudiantes no importa el semestre para su propia organización por carreras, intereses, lo cultural, lo deportivo, lo de géneros etc. Articulados claro esta siempre a una visión critica del conjunto de su sociedad, pero eso pasa por saltar de la resistencia a la alternativa e ir a la ofensiva organizativa, política, académica, ética y al fin al cabo ser coherentes hasta en las circunstancias más difíciles, para mirar ahí sí como crecemos en serio como universidad hacia el conjunto de la sociedad superando el problema de ladrillos y pupitres.
O simplemente, nada de esto suceda, que los señores de la derechas sigan mandando, persiguiendo y robando, que a los que nada de esto les importa – que son la mayoría en la UPN “yo no me meto en política”- sigan por omisión haciendo el juego a los señores de las derechas, mientras los profesores siguen hablando “duro” en el salón, mientras los decanos siguen aplaudiendo y sonriéndole al “gordis”, mientras los sindicatos –no todos- siguen mirando a ver que migaja les bota el patrón Don Gamonal, y los combos estudiantiles pensando en resolver los grandes problemas de la sociedad desde la conspiración para adentro, calculando cual se ve más heroico, “popular” y conspirativo y no pensando en la organización de la mayoría de los estudiantes despistados, con una opinión política coyuntural en el mejor de los casos, dispersos y apáticos y dando sus peleas lejos del mundo de la confrontación real de la universidad y simplemente esperando cuando huele a tropel, para ver si así se desestrezan un poco, mientras algunos pelean por todos y nada más.
Es necesario preguntarse si seguir en la letardia es opción o plantearse una pregunta para cada quien independientemente de filiación política, ¿con su actitud individual a que camino esta contribuyendo? En esta universidad de despistados, perseguidos, señores de izquierdas y derechas.
¿Y cuál es el futuro de la UPN? Indudablemente esta es la pregunta que se hacen muchos en la universidad cada vez que sucede algo “nuevo” que un día quitaron las rejas y pusieron muros, que al otro perseguían a los estudiantes vendedores, que siempre el mejor representante de la derecha en la Pedagógica hace maromas financieras y cae como los gatos, siempre parado y nada pasa, que todas las izquierdas en la universidad dicen que hacen los señores de la derecha, y al final, siempre queda todo igual, que el estudiante del cotidiano, el desorganizado, que el académico y que el despistado todos llegan a la misma conclusión ¿y para donde va la UPN?
En este juego del gato y el ratón, del secreto a gritos, de la verdad revelada y oculta, todos se preguntan ¿qué extraordinario, qué de aquello que nos sorprenda va a pasar a hora? definitivamente existen tres salidas posibles o tal vez más, bueno, aquí se presentan tres mas o menos “claras” si es posible decir eso en la UPN.
La primera es el triunfo definitivo del “Señor I - barra” que logre, como buen maromero superar su propia crisis financiera, su correlación en el consejo superior se le recomponga y estabilice así sea a punta de prebendas, que logre al final de su gestión presentarse como el salvador de la UPN con la construcción de Válmaria marchando así ese espacio no tenga aún viabilidad financiera, el lote del IPN vendido y la estampilla caminando, un crecimiento sostenido en la cobertura a estudiantes “así les toque respirase un poco en la nuca”, una planta profesoral “disciplinada y obediente” ¿o aterrorizada? Que le caminen a las acreditaciones neoliberales que desde el edificio B sigan manejando la universidad en todos los niveles, y tal vez algo de espacio para que profesores visitantes por semestres puedan hacer algo con la UPN siempre y cuando no se le salgan de las manos al señor de las derechas y mucho menos puedan decir algo que no guste. Los señores y ahora también señoras de la derechas quieren construir una universidad de estudiantes “dedicados a lo que deben hacer” nada de protestas, que todo este tan tranquilo y blanco que parezca un cementerio o una iglesia –con el nuevo reglamento estudiantil no se puede diferenciar- un sindicato de trabajadores que le sigan consultando sus desiciones y opiniones al patrón Don Gamonal de las derechas, para saber como y sobre que pueden “protestar” y con todo esto decir; que la UPN es de todos y al final de su reinado pasar tranquilamente al MEN o despedirse de la gestión publica sin pena ni gloria como cualquier don nadie, que ninguno quiere recordar para simplemente aparecer como uno de los figurines más, en un retrato en la sala de juntas del edificio P y nada más…
Pero tal vez no sea así, y los amigos de las izquierdas puedan cambiar radicalmente la situación y el destino de la UPN, eso pasaría por que por fin pudieran ganar los escenarios colegiados para la confrontación de ideas, ganar un Consejo superior para la política educativa y la gestión publica, sacando por la puerta de atrás a los señores y señoras de las derechas, convirtiendo la universidad en un campo para la batalla de ideas, y no en un coro “celestial” como hoy pasa en la mayoría de los consejos de la universidad, teniendo claro quién va a ser el relevo del señor de las derechas ¿pero eso es claro hoy, cuál es la alternativa? Los amigos de las izquierdas deben prepararse para dirigir algo más que un tropel, una marcha o una investigación académica, volverse a ganar la voluntad y la conciencia de clase de los trabajadores, para que ellos construyan también la universidad, aterrizar las disertaciones académicas a los problemas y la vida cotidiana de la U, es decir mirar el más allá con los ojos de acá. Las organizaciones y combos estudiantiles deberán en este escenario ganarse al conjunto del estudiantado para tomarse en serio su propio destino, ya no basta con ganarse los primíparos para las marchas o combos o a los viejos para los tropeles y la agitación, es hora ahora, de ganarse los estudiantes no importa el semestre para su propia organización por carreras, intereses, lo cultural, lo deportivo, lo de géneros etc. Articulados claro esta siempre a una visión critica del conjunto de su sociedad, pero eso pasa por saltar de la resistencia a la alternativa e ir a la ofensiva organizativa, política, académica, ética y al fin al cabo ser coherentes hasta en las circunstancias más difíciles, para mirar ahí sí como crecemos en serio como universidad hacia el conjunto de la sociedad superando el problema de ladrillos y pupitres.
O simplemente, nada de esto suceda, que los señores de la derechas sigan mandando, persiguiendo y robando, que a los que nada de esto les importa – que son la mayoría en la UPN “yo no me meto en política”- sigan por omisión haciendo el juego a los señores de las derechas, mientras los profesores siguen hablando “duro” en el salón, mientras los decanos siguen aplaudiendo y sonriéndole al “gordis”, mientras los sindicatos –no todos- siguen mirando a ver que migaja les bota el patrón Don Gamonal, y los combos estudiantiles pensando en resolver los grandes problemas de la sociedad desde la conspiración para adentro, calculando cual se ve más heroico, “popular” y conspirativo y no pensando en la organización de la mayoría de los estudiantes despistados, con una opinión política coyuntural en el mejor de los casos, dispersos y apáticos y dando sus peleas lejos del mundo de la confrontación real de la universidad y simplemente esperando cuando huele a tropel, para ver si así se desestrezan un poco, mientras algunos pelean por todos y nada más.
Es necesario preguntarse si seguir en la letardia es opción o plantearse una pregunta para cada quien independientemente de filiación política, ¿con su actitud individual a que camino esta contribuyendo? En esta universidad de despistados, perseguidos, señores de izquierdas y derechas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario